miércoles, 22 de mayo de 2013

Samoyedo

El enorme trabajo de investigación de Richard y Alice Feinnes acerca de los antepasados de los perros de pura raza es considerado por muchos historiadores caninos como uno de los más extensos y precisos de los que se dispone. Juntos, este equipo formado por marido y mujer, escribió The Natural History of Dogs, que clasifica a todos los perros como descendientes de uno de los cuatro grupos principales o de una combinación: el grupo de los lebreles, el de los molosos, el de los dingos y el grupo nórdico o ártico. Estas cuatro categorías se remontan directamente a ramas distintas de la familia de los lobos.
 
El grupo nórdico, al igual que sus antepasados, conservó las características que les protegían del duro entorno de los países del norte de Europa. El pelaje resistente a la intemperie era ideal para protegerles de la nieve y del frío. Tenían una capa externa larga y áspera que repelía el agua y la nieve y una subcapa densa que les aislaba de las gélidas temperaturas. Este pelaje era especialmente abundante en torno al cuello y el tórax, ofreciendo así una doble protección a los órganos vitales. La cola, con abundante pelo, podía cubrir y proteger la trufa y la boca si el animal se veía forzado a dormir en la nieve. Las orejas pequeñas y tiesas no eran tan susceptibles a la congelación como las orejas largas y péndulas de otras razas. El hocico era lo suficientemente largo como para calentar el aire frío antes de que éste llegara a los pulmones. La longitud de las extremidades era suficiente para mantener el tórax y el abdomen apartados de la nieve. La cola era portada horizontal o por encima del dorso y no iba arrastrándose por la nieve. Se han encontrado restos óseos de estos antiguos descendientes del lobo en el norte y centro de Europa, en el norte de Asia y en las regiones árticas de Norteamérica. Este grupo es el antecesor de lo que conocemos también con el nombre de razas árticas.

Puede que hubiera cruces entre los cuatro grupos principales. Por supuesto, las habilidades características de uno de los grupos también pudieron estar presentes en los otros. De hecho, algunos historiadores creen que muchas de las razas norteñas o árticas que conservan unas ciertas aptitudes para la caza deben estas habilidades a su herencia asiática proveniente del Dingo, que se encuentra ausente en otras razas cuyos antepasados no se vieron expuestos a estos cruces. También se cree que el cruce con los Dingos proporcionó a algunas de las razas norteñas un temperamento y un comportamiento más refinado. El Samoyedo se encuentra, claramente, en el grupo de razas norteñas.


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